Gengis Kan (1162 - 1227), fue un príncipe mongol, guerrero y conquistador, que logró fundar el primer Imperio Mongol tras la unificación de las tribus nómadas de esta etnia convirtiéndolo en el imperio contiguo más extenso de la historia (del tamaño de África). Un imperio que nació de la nada.
Nació en el seno de un ambiente aristocrático, en una sociedad feudal. Pero tras ser envenenado su padre por los tártaros, toda su familia se vio sometida a los clanes rivales y obligada a vivir en la indigencia.
Desde muy joven comienza a formar el núcleo de lo que en un futuro sería su guardia imperial. Tras su coronación como emperador mongol conquistando en 25 años más tierras incluso que las conquistadas por el Imperio Romano en 400 años, Kan ordena la liberación de todos los esclavos de origen mongol, la bajada de impuestos para todos y la creación de escuelas de medicina con sabios chinos y persas.
Es considerado uno de los 10 hombres más fértiles de la historia de la humanidad (tuvo 36 esposas) y también uno de los 10 hombres más ricos de la historia junto a Mansa Musa, César Augusto, Iosif Stalin o John D. Rockefeller.
Kan murió a los 65 años tras un supuesto accidente de caballo aún rodeado de misterio.
Os dejamos con sus frases más famosas:
“Ten el valor de la astucia que frena la cólera y espera el momento propio para desencadenarla”.
“No basta con que yo triunfe, los demás deben fracasar”.
“En el plazo de siete años he triunfado al culminar un gran trabajo y unificar a todo el mundo en un imperio”.
“Bebamos de la copa de la destrucción”.
“Una flecha sola, puede ser rota fácilmente, pero, muchas flechas son indestructibles”.
“Soy el castigo de Dios, si no hubieses cometido grandes pecados, Dios no habría enviado un castigo como yo sobre ti”.
“No tuve ningún lugar donde esconderme del trueno, así que ya no le temo”.
“Ten una sola mente y una sola fe, entonces podrás conquistar a tus enemigos y vivir una vida larga y feliz”.
Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos. (Lucas 6:31)
Que Dios te bendiga.
Tu Amigo
Carlos Félix